A nadie nos viene mal un empujón de seguridad a la hora de presentar.

En la entrada anterior te hablaba de mis trucos íntimos, lo que a mi me funciona y me ayuda.

Hoy te voy a hablar de cómo tener unas prácticas diarias puede ayudarte muchísimo a sentirte más segur@ a la hora de presentar. He recopilado tres prácticas:

1- Habla en todas las ocasiones que puedas porque eso reforzará las conexiones neuronales de la zona del habla.

En un estudio diseñado por Eleonor Maguire, doctora en psicología, en el año 2000 se demostró que la zona del cerebro relacionada con el aprendizaje (el hipocampo) aumenta con la práctica no solo en niños sino también en adultos. Gracias a la resonancia magnética hoy en día se puede visualizar fácilmente el aumento de una área del cerebro con el tiempo. En este estudio, la doctora Maguire demostró que los taxistas de Londres (que tienen que memorizar 25.000 calles y miles de lugares para obtener la licencia) tenían, tras cuatro años, la zona posterior del hipocampo mayor (relacionada con la orientación espacial).

Cada vez que hacemos algo con regularidad estamos reforzando las conexiones neuronales del área relacionada con esa actividad e, incluso, generando neuronas nuevas en la zona del hipocampo, relacionado con la memoria y el aprendizaje. Así, el cerebro cambia con el entrenamiento igual que lo hacen los músculos.

Cuanto más hables en público (y hablar en público puede ser cualquier conversación o, incluso, leer un cuento a tus hijos) vas a ser más capaz de hacerlo y eso, obviamente, te va a dar más confianza, lo cual te va a ayudar a hacerlo mejor. Este ciclo se repite y se retroalimenta una y otra vez.

2- Conoce el mensaje que vas a entregar.

Es mucho más fácil fluir con algo que conoces bien que con algo que es la primera vez que lo haces ¿verdad?

Con la comunicación pasa exactamente lo mismo, sin embargo, muchas personas creen que si ensayas y preparas una presentación es menos natural.

Mi opinión es la contraria: para ser natural hay que trabajar, haber escuchado tu mensaje, al menos, una vez antes de expresarlo. Es importante haberte dado cuenta de cómo suena, de qué partes sobran, qué partes requieren más énfasis, etcétera.

Conocer bien tu mensaje te evitará andar buscando las palabras correctas mientras estás haciendo la presentación, te hará sentir más segur@ porque recordarás con más facilidad las ideas importantes que quieres transmitir y evitará que te dejes elementos fundamentales por falta de tiempo o porque, simplemente, los has olvidado.

3- Conoce tu seguridad.

Esta expresión te puede resultar rara, sin embargo tiene todo el sentido que tu seguridad no sea una desconocida para tí.

Tú ya la conoces, es más que probable que te hayas sentido segur@ en algún momento de tu vida. No importa que no haya sido en el contexto de hablar en público. Nos va a servir cualquier tipo de seguridad para nuestra práctica. De esa forma, puedes haberte sentido segur@ al cocinar, al ayudar a tus hijos o a algún amigo o al practicar tu afición favorita o un deporte.

El primer paso siempre va a ser estar presente ¿te acuerdas? te lo expliqué en la entrada del estado de presencia. Se trata de bajar el ritmo, respirar, conectar con el cuerpo, relajar y observar el momento presente sin expectativas, con curiosidad.

Desde ahí, puedes dejar que llegue un recuerdo en el cual te sentiste segur@. Cuando lo tengas, puedes poner tu atención en las imágenes, los sonidos, incluso pueden venir olores o sabores a tu recuerdo. Concentrándote en esas sensaciones puedes sentir EN ESTE MOMENTO presente las sensaciones que sentiste en tu recuerdo. Esa maravillosa habilidad que tenemos los humanos de imaginar, recordar y proyectar podemos usarla a nuestro favor para sentir AHORA la seguridad en tu cuerpo.

Concéntrate en detectar las sensaciones que sientes una vez que estás experimentando seguridad y grábalas en tu memoria porque te serán muy útiles a la hora de prepararte para presentar.

Te recomiendo que acudas a esas sensaciones a diario de forma que este acceso sea rápido para ti y puedas recuperarlo fácilmente.

Si no te has sentido segur@ o no puedes acceder a ningún recuerdo así, no pasa nada. Seguro que conoces a alguien (personalmente o no) que te parece muy segur@. En ese caso, puedes utilizar tu imaginación para (y siempre después de estar bien presente) imaginarte que te introduces en esa persona por unos minutos y experimentar en tu propio cuerpo su seguridad. Puedes poner atención en qué sensaciones tienes y, una vez más, grabarlas en tu memoria para entrenarlas a diario y recuperarlas cada vez que sea necesario.

Espero que estos consejos contribuyan a mejorar tu seguridad cuando vayas a hacer una presentación. No son magia, requieren repetición, por eso he titulado esta entrada: “como CONSTRUIR” tu seguridad. Con compromiso y constancia notarás resultados sorprendentes.

Cuéntame, por favor, si te es útil y qué resultados obtienes con tu práctica.

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