Liderazgo y conversaciones incómodas
“En las conversaciones difíciles es cuando un líder…se la juega”
¿Qué pasa en las conversaciones difíciles? Conforme aumenta la tensión es fácil perder la presencia y la conexión, nos sentimos amenazados y entramos en “modo juicio” con pensamientos sobre el otro que no son precisamente…amables.
En este punto las conversaciones suelen divergir: por un lado, lo que decimos y, por otro. lo que pensamos y sentimos. Digo que divergen porque solemos poner un filtro a nuestras opiniones y sentimientos para no empeorar las cosas. Sin embargo, esos pensamientos de una forma u otra trascienden.
¿Por qué tendemos a tener esos pensamientos negativos sobre el otro cuando discrepamos?
En mi opinión, por dos motivos:
El primero es la propia desconexión que nos lleva a identificarnos con nuestras opiniones y, claro, cuando son retadas nos sentimos amenazados: si no piensan como nosotros es que nos atacan a nuestra identidad. En un estado de conexión y presencia somos capaces de separarnos de nuestros pensamientos y de sentir curiosidad por las opiniones diferentes a las nuestras, podemos conectar con nuestra humildad y darnos cuenta de que la visión del otro puede completar la nuestra.
En segundo lugar, solemos atribuir intenciones a las acciones de los demás. Lo hacemos de forma automática, ni siquiera nos damos cuenta. Si alguien nos ha dañado asumimos que tenía mala intención. En un estado de conexión podemos preguntar con curiosidad e inocencia ¿cuál era tu intención al hacer esto?
De la misma forma, cuando somos nosotros los que dañamos a los demás, creemos que los demás pueden saber que no fue con mala intención. Cuando nos adjudican mala intención nos sentimos atacados y dedicamos todos nuestros esfuerzos a demostrar que no era nuestra intención perjudicarles. Sin embargo, eso no hace más que contribuir a la escalada de tensión.
Y aquí va un truco comunicativo: hasta que no reconozcas que le has dañado, entiendas cómo se siente y te disculpes no tendrás luz verde para explicar cuál era tu intención. Las personas necesitan que se reconozcan y validen sus sentimientos, una vez lo haces te abren las puertas de su mente.