La comunicación con el paciente
Hace poco fui a una revisión médica.
El internista que me citó para darme los resultados tenía la sala de espera a rebosar, llevaba retraso, tenía prisa y, además, la enfermera entró varias veces a interrumpir la consulta con otros temas.
No se había preparado los resultados, los buscó delante de mí, para hablarme por mi nombre lo buscó en su ordenador.
Sus piernas se movían con rapidez constantemente, sus manos estaban contraídas, su cara intentaba ser amable pero tenía el ceño fruncido.
Su voz sonaba aguda, no resonaba, habló con muchas muletillas y terminaba sus afirmaciones en un tono ascendente.
No me estoy quejando de mi médico, él hacía lo que podía pero, desde luego, ni esas eran las mejores circunstancias ni él estaba en el mejor de los estados.
Imagina por un momento que, en vez de decirme que estaba todo bien hubiera tenido que decirme que habían encontrado un tumor en algún sitio…¿qué contención hubiera tenido yo?
Si eres médico deja que te diga algo: es muy difícil ver a tantos pacientes cada día, lo sé. Y te comprendo más de lo que crees porque yo he visto a muchos pacientes (y a sus dueños) durante los 28 años en los que he ejercido la cardiología veterinaria.
Sin embargo, esos pocos minutos que tienes para cada uno de tus pacientes ¿podrías conectar contigo mismo primero y después abrirte a mí? ¿Podrías mirarme a los ojos con una mirada apreciativa?
Claro que puedes.
Tú, querido profesional sanitario, necesitas conectar contigo misma, contigo mismo más que el comer, porque tu profesión es dura y está expuesta al síndrome del salvador y al burn out.
Bastan diez minutos cada día para “volver a casa”
En mis cursos de comunicación y en las mentorías siempre empezamos por aquí. Y es un cambia-vidas. Acceder a lo que en el modelo de coaching generativo llamamos el estado coach.
Después, y como consecuencia natural, llega la presencia hacia los demás, hacia tus pacientes.
De esto hablamos y, sobre todo, esto experimentamos en este evento para médicos reumatólogos del que salimos todos mucho más conectados de lo que entramos.
Recuerda: primero tú, conecta contigo y luego ábrete a los demás. Y vuelve a disfrutar de esta maravillosa profesión.
Gracias por tu trabajo