Cuando nos sentimos expuestos (observados, examinados…) algo ocurre con nuestra naturalidad: ¡desaparece!
Es un mecanismo de defensa por el cual nos autoprotegermos de las posibles críticas y burlas y por el cual decidimos inconscientemente mostrarnos menos (mostrar menos quienes realmente somos, cerrarnos literalmente, alejarnos, hablar más bajito, hablar de forma “standard”, etc)
Sin embargo, el efecto resultante es que nos volvemos mucho menos interesantes, lo cual hace que nos presten menos atención y, como consecuencia, nuestro mensaje llega menos.
La naturalidad es deseable en un comunicador no sólo porque éste es más interesante y capta y mantiene más la atención (que no es poco) sino porque una persona que comunica con naturalidad es percibida como más segura de lo que está diciendo. Otro motivo muy importante es que la naturalidad hace sentir a los que te escuchan CÓMODOS.
Este es un principio quizás sorprendente pero muy importante de la comunicación: TU AUDIENCIA SE SENTIRÁ COMO TÚ TE SIENTAS. Sí, por un fenómeno de resonancia limbica, transmitirás tus emociones a tus interlocutores de forma que si tú estás incómodo ellos también lo estarán.
Los comunicadores que se expresan con naturalidad lanzan un mensaje inconsciente: “me encuentro bien, me gusta hacer lo que hago y me siento seguro de lo que digo” y…¡adivina! esto no será cuestionado por su audiencia porque, como dijimos, es un mensaje inconsciente, no pasa por el filtro de la razón.
Así que la naturalidad es un bien muy buscado y deseado por todos aquellos que quieren comunicar sus ideas (…¡no me imagino quién no quiere comunicar su ideas, por cierto!)
Pero, ¿en qué consiste exactamente la naturalidad? No parece algo facilmente medible.
Para mí, ser natural es ser tú mismo, el mismo que cuando habla con sus amigos solo que respetando el contexto en el que te encuentras.
- Obsérvate cuando estás en confianza: ¿qué postura tienes? ¿qué gestos haces? ¿cómo suena tu voz? o haz que te graben sin que te des cuenta.
- Ensaya, ensaya y ensaya. Aquí viene otro principio importante de la comunicación: PARA SER NATURAL HAY QUE TRABAJAR MUCHÍSIMO
Muchas personas a las que asesoro al principio piensan que serán más naturales si improvisan. Si no estás acostumbrado a hablar en público es demasiado pedirte que tu charla sea escuchada por ti por primera vez cuando sea la charla real, que recuerdes de qué hablar, cómo gesticular, qué hacer con la voz… Cuanto más conozcas tu mensaje y a ti mismo, cuantas más veces lo hayas escuchado, cuantas más veces te hayas visto haciéndolo más probable es que puedas ser natural.
Algunos ejemplos de cómo no ser natural son los siguientes:
- Acabar tus afirmaciones en un tono más alto. Es algo que hacemos con mucha frecuencia de forma inconsciente. Lo que transmitimos es que no estamos seguros de lo que estamos diciendo porque eso es exactamente lo que hacemos cuando preguntamos: subimos el tono final de la frase.
- “Cantar” una cancioncilla rara que no es la que solemos cantar con nuestro acento.
- Rellenar los espacios vacíos con Ahhh, ehhh o alargar las palabras mientras pensamos y buscamos las palabras que vamos a decir.
- Gesticular en exceso en un intento de que tu mensaje llegue, esto también resulta incómodo de ver.
- Hacer movimientos repetitivos con el cuerpo que no transmiten nada.
- Tocarnos el pelo, arreglarnos la ropa, subirnos las gafas, rascarnos… aquí la idea es que estés cómodo en la incomodidad: da igual si crees que la camisa está un poco torcida o que estás un poco despeinado, ahora solo importa el mensaje.
En el vídeo de youtube que he grabado sobre este tema quizás puedas ver de forma más gráfica a lo que me refiero con estos ejemplos de cómo no ser natural.
La próxima semana empezaremos a desgranar como SÍ ser natural.
Espero sinceramente que te haya sido útil. Si crees que puede ser útil a alguien que conozcas, por favor, reenvíaselo.
Gracias.