PERSUADIR ES MAS QUE ARGUMENTAR
Doy por supuesto que quieres persuadir con buenos fines. Es así ¿no?
Así, te gustaría que alguien creyera lo que tú crees y partes de la base de que ahora mismo eso no pasa.
Bien, entonces ¿qué hay que hacer para conseguir eso?
Tienes que partir de la humildad de explicitar porqué piensas lo que piensas, de forma que el otro pueda decidir si él, basado en lo que le explicas, también quiere pensar como tú.
¿Basta con eso?
Siento decirte que no…
Resulta que tú eres también parte del mensaje.
La primera impresión que causas, la conexión que generas con tu audiencia, cómo usas el espacio, cómo gesticulas, cómo suena tu voz…
Todo esto es, al menos, tan importante como tu brillante estructura argumentativa.
Y todo esto puede mejorar drásticamente.
¿Cómo?
En dos fases:
1º Tomando consciencia de qué impresión das
2º Trabajando para dar la que realmente quieres
Obvio ¿no?
Pues sí, pero requiere muuuucho trabajo.
Y una parte muy importante (y bastante olvidada) de ese trabajo es el ensayo.
En mis cursos de oratoria le damos mucha caña al lenguaje corporal y a la voz, y te aseguro que ¡es posible transmitir lo que tú quieres!
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