La definición que más me gusta del carisma es “esa impresión que creamos en los demás que hace que nos encuentren interesantes, intrigantes, persuasivos y memorables”
Se trata, en definitiva, de expresarte más y ser más tú mismo, no intentar ser como otra persona o esconderte para no llamar la atención.
Estudiando los elementos del carisma me he dado cuenta de que las cualidades carismáticas pueden trabajarse y mejorarse. Requiere esfuerzo (me gusta llamarlo entrenamiento) pero los resultados valen la pena.
Las cualidades del carisma constituyen dos partidas diferentes: la interna y la externa.
La partida interna consta de las actitudes, creencias (sobre tí mismo y sobre tu interacción con el mundo) y los estados emocionales que experimentas cuando te muestras más carismático.
La partida externa trata de los comportamientos y habilidades carismáticos que permiten que te muestres más tal y como eres, es decir, que expreses tu individualidad.
Entre los comportamientos más destacables están el lenguaje corporal, la voz y el lenguaje verbal, siendo el lenguaje corporal especialmente importante en el carisma personal.
Dentro de las habilidades carismáticas más importantes destacan la capacidad de incrementar tu agudeza sensorial, la habilidad de usar el humor y el arte de contar historias.
Cuando “entreno” a las personas a incrementar su carisma personal utilizo técnicas de Programación Neuro-Lingüística (PNL).
PNL es un conjunto de actitudes, habilidades, herramientas y técnicas que pueden ayudarte a pensar más efectivamente, a controlar la forma en que te sientes y a mejorar tu capacidad de comunicarte más persuasivamente.
Tengo una extensa formación en PNL porque me he dado cuenta de que es una tecnología tremendamente útil para ayudar a las personas a hacer cambios y mejorar su desarrollo tanto personalmente como en el mundo de los negocios.