¿Qué es el estrés?
La respuesta de estrés es un mecanismo de supervivencia perfecto de nuestro cuerpo gracias al cual hemos podido llegar hasta aquí.
La propia respuesta de estrés ha evolucionado con nosotros, al principio era una respuesta de tipo parasimpático en la que, ante una amenaza, nos congelábamos, todas nuestras constantes vitales disminuían y nos quedábamos como un camaleón. A lo largo del tiempo esta respuesta no acabó de resolver las situaciones de peligro así que la respuesta del estrés evolucionó y esta respuesta anfibia quedó almacenada en las partes más arcaicas de nuestro cerebro.
La siguiente respuesta (vigente hasta hoy en día) es de tipo simpático (del sistema nervioso autónomo simpático) y consiste en una activación general de el sistema cardiovascular, músculos periféricos y una cascada perfecta de mecanismos que nos facilitan luchar o huir.
Desde hace tres millones de años (del inicio del paleolítico) hasta la revolución agrícola (hace 9.000 años) esta respuesta ha sido perfecta.
Solo hace unos 150 años (coincidiendo con el cambio radical de estilo de vida tras la revolución industrial y, ahora, la digital) parece que esta respuesta necesita una actualización. Sin embargo, eso no se producirá hasta unas cuantas generaciones más. No nos queda otro remedio que aprender a convivir con nuestra respuesta al estrés.
Entonces la respuesta al estrés ¿es mala? ¿deberíamos extraerla de nuestro cuerpo?
No desde mi punto de vista, sin tu respuesta de estrés no acabarías de cruzar la calle cuando un coche está a punto de atropellarte: necesitas que tu corazón bombee más fuerte y más rápido, que los músculos de tus piernas reciban más sangre y que tu instinto te haga correr sin haber tenido tiempo ni de pensar.
Así que ante amenazas físicas la respuesta del estrés es totalmente vigente.
¿Cuál es el problema, pues?
- Ocurre que el estrés mental (sentir que no eres suficiente, agobio por la lista de tareas, miedo a que ocurra algo que no ha ocurrido aún, expectativas exageradamente altas, autoexigencia excesiva…) activa exactamente la misma respuesta en el cuerpo que una amenaza física (como que alguien corra hacia ti amenazándote)
- En coaching busco siempre el problema o la dificultad porque ahí está la semilla del crecimiento. Aquí también ocurre lo mismo: si el estrés mental coloca al cuerpo en respuesta de lucha o huida como si fuera real….entonces…la relajación mental colocará al cuerpo en relajación igual que si las circunstancias fueran realmente de relajación. ¡Ahá! ¡Eureka!
- El estilo de vida actual (tan solo hace un siglo y medio) invita al estrés. Todos tenemos prisa, una lista de tareas imposible de terminar, vivimos en ambientes de luz artificiales donde nos exponemos poco a la luz del día y nos exponemos a la luz artificial y a las pantallas de noche (lo que vuelve loco a nuestro cuerpo, que hace tareas importantísimas de regeneración durante la noche) y, encima, nos movemos muy poco y tenemos acceso a comida a todas las horas, mucha de ella procesada (osea, inflamatoria)
- Cuando el estrés es agudo (como el de un depredador que ha decidido comerte) reaccionamos rápido y esa reacción nos hace más fuertes. Después, una vez desaparecida la amenaza, descansamos. Así, exposiciones cortas a situaciones estresantes (como hacer ejercicio o exponernos a retos) nos hacen crecer
- Cuando el estrés es crónico enfermamos. Desgraciadamente, el estrés mental no dura unos minutos, es un estrés que se cronifica si no hacemos nada para evitarlo.
POR LO TANTO, queridos amigos que vivís en el mundo actual: necesitamos herramientas para volver al la situación normal, fisiológica, que es el estado parasimpático de descanso y regeneración. Si no haces nada voluntariamente es más que probable que padezcas estrés crónico, que es el malo, el que nos enferma.
¿Qué podemos hacer, entonces?
Mantente atento a mi próxima entrada en este blog….
¡Gracias por leerme!
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