Todos queremos paz
Las sesiones de coaching me permiten conocer a las personas más profundamente, todo un lujo.
Y, en general, me sorprende lo parecidos que somos todos en el fondo: queremos paz, me refiero a esa paz interior que es diferente de la euforia de los momentos muy felices y de la desazón de los momentos tristes.
Sencillamente, estar bien con nosotros mismos y en nuestras relaciones.
Mi reflexión de hoy se dirige a lo que solemos hacer (yo incluida) para experimentar esa paz: evitar afrontar los marrones, los miedos, evitar sentir tristeza (corriendo todo el día de un lado para otro, con la agenda llena es difícil sentir tristeza), etcétera, etcétera.
Es como buscar atajos para llegar más rápido.
Pero esos atajos no llevan al destino de la paz…
Creo que para poder vivir en paz tenemos que ser valientes y aprender a estar con nuestras emociones desagradables, hacer lo que creemos que tenemos que hacer aunque sea lo más engorroso y aprender a cuidar de nuestra vulnerabilidad en nuestras relaciones (profesionales o personales)
Quizás sea un camino largo y sinuoso pero es el único camino…
Y, en ese camino suele ser de mucha ayuda no viajar solo, viajar acompañado de alguien que ya lo haya iniciado, que te aprecie y valore, que tenga paciencia y que pueda ayudarte a sostener los momentos “chungos” del viaje. Es decir, un buen coach.
Si quieres que te acompañe contáctame, estaré encantada de viajar contigo